Además, el Gobierno de centroizquierda anunció que el celular del ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, también fue espiado con el programa israelí Pegasus, como los de Sánchez y la propia Robles, tras concluir el examen de los dispositivos de todos los miembros del Ejecutivo.

El “caso Pegasus” -por el que el independentismo catalán, clave para la estabilidad parlamentaria del Gobierno del socialista, había exigido dimisiones- se cobra así la primera gran víctima.

Paz Esteban, de 64 años, licenciada en Filosofía y Letras y especialista en Historia Antigua y Medieval, se convirtió en 2020 en la primera mujer en dirigir los servicios de inteligencia, para los que empezó a trabajar hace casi 40 años.

Interrogantes

Se ignora aún quien espió al Gobierno y a los independentistas catalanes. Según trascendió de una reunión de una comisión parlamentaria, el CNI admitió haber vigilado a 18 dirigentes regionales con orden judicial, incluido el presidente catalán Père Aragonés, pero no a los 65 de los que habla este movimiento.

La secretaria de Estado de Defensa, Esperanza Casteleiro, sustituirá a Esteban al frente del CNI, anunció Robles.

La destitución de Esteban indignó a la oposición y no aplacó a los independentistas catalanes. “No es suficiente”, dijo a la prensa Patricia Plaja, portavoz del Gobierno catalán, que reclamó también la salida de Robles.

“Sánchez consuma el esperpento y ofrece la cabeza de la directora del CNI a los independentistas, debilitando una vez más al Estado para buscar su supervivencia”, aseguró en Twitter Alberto Núñez Feijóo, líder del primer partido de la oposición, el conservador Partido Popular.

Decepción

Las explicaciones de Esteban del jueves pasado ante una comisión parlamentaria no convencieron a los aliados parlamentarios del Gobierno, la extrema izquierda y los independentistas catalanes y vascos.

El escándalo estalló antes, el 18 de abril, cuando la organización canadiense Citizen Lab identificó a más de 60 personas de la órbita separatista catalana cuyos teléfonos móviles habrían sido infectados entre 2017 y 2020 con el software de espionaje israelí Pegasus.

Pegasus, que permite acceder a los datos o activar remotamente las cámaras y micrófonos de un teléfono, y la compañía israelí que lo creó, NSO, han sido criticados después de que un grupo de medios revelara el año pasado que ese software fue usado para espiar a centenares de políticos, periodistas, activistas de derechos humanos y empresarios en todo el mundo.