El mandatario firmó de inmediato un decreto que convoca al plebiscito con voto obligatorio el 4 de septiembre y que consultará a más de 15 millones de electores si aprueban o rechazan el cambio de la Carta Magna pinochetista.

“Será nuevamente el pueblo quien tendrá la última palabra sobre su destino. Empezamos una nueva etapa”, recalcó el mandatario de izquierda.

María Elisa Quinteros, la presidenta de la Convención, planteó que el texto “es perfectible” y que esperan que “sea el piso mínimo que contribuya a consolidar una sociedad con mayor equidad”, aludiendo a otra de las discusiones que ha cobrado fuerza en el último tiempo sobre la posibilidad de transformar el texto vía el Congreso una vez que sea aprobado.

Puntos

Tras más de 40 años de un modelo económico ultraliberal, en 2019 hubo apoyo transversal a buscar un modelo que garantizara un Estado de bienestar con derecho a la educación, la salud y pensiones más dignas, algo que la propuesta incluye.

También plantea una mayor autonomía para los territorios indígenas, en momentos que Chile atraviesa un recrudecimiento del conflicto entre el Estado y la etnia mapuche en el sur del país. Este punto es especialmente resistido por la derecha.

Durante su etapa de votaciones en los últimos meses el pleno desechó algunas propuestas que levantaron acaloradas discusiones como la nacionalización de los recursos mineros en el mayor productor mundial de cobre, aunque adoptó cambios sustanciales al poder político como la eliminación del Senado y su reemplazo por una Cámara de las Regiones que tendrá menores facultades.

Ceremonia

La jornada empezó con una ceremonia mapuche en el cerro Santa Lucía del centro de Santiago, que luego acompañaron con bombos y trajes típicos a algunos de los 17 convencionales de pueblos originarios que participaron en la redacción.

Afuera, defensores del cambio constitucional alzaron banderas chilenas y mapuches al son del tema del Derecho de Vivir de Víctor Jara -asesinado tras el golpe militar de 1973-, alternado con Bella Ciao, himno de la resistencia italiana durante la tiranía de Benito Mussolini (1922-1945).

“Este es un trabajo largo, hay que tener paciencia y esperar. Las nuevas generaciones van a recibir los frutos de ahora”, dijo Diana Díaz, jubilada de 75 años con su bandera chilena en mano. Las encuestas arrojan un panorama complejo para la ratificación del texto (ver aparte).

Zozobras

Con la culminación del inédito proceso constitucional, democrático, paritario y con la participación de los pueblos originarios, Chile inicia el tramo final de su proceso constitucional en medio de un clima de miedo e incertidumbre explotado por defensores y detractores que ahora, con la versión final del texto en la calle, tendrán que reenfocar el debate de cara al plebiscito.

“Independientemente del resultado del plebiscito, Chile ya cambió”, dijo el vicepresidente de la Convención Constitucional, Gaspar Domínguez.

Gran parte de los convencionales de derecha –que fueron minoría– calificaron el proceso constitucional de “fracaso” y “oportunidad perdida” y harán campaña por el rechazo a cambiar la Constitución de 1980, escrita por un puñado de hombres a puerta cerrada durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).

“Los invito a que debatamos intensamente sobre los alcances del texto, mas no sobre falsedades, distorsiones o interpretaciones catastrofistas ajenas a la realidad”, dijo el presidente Boric.

“Fake news”

Hasta la fecha se ha visto en redes sociales y medios “mucha desinformación sobre lo que es la Constitución y por lo tanto lo que se requiere es explicar el texto”, indicó el académico de la Universidad Diego Portales, Claudio Fuentes.

Aunque la campaña oficial por las opciones “rechazo” y “apruebo” empieza el 6 de julio, en las redes sociales e incluso en las calles de las ciudades del país ya se desplegaron afiches que coinciden en prometer esperanza o asegurar la “autodestrucción” del país, en nombre de la eventual victoria de cualquiera alternativa.

“Seguramente va a ser una campaña muy polarizada”, sostiene Fuentes.