Para China, la iniciativa de la legisladora demócrata, segunda en la línea sucesoria del presidente Joe Biden, fue una “provocación”. En respuesta, lanzó una serie de ejercicios militares alrededor de Taiwán, abarcando algunas de las rutas de navegación más transitadas del mundo.

Washington acusó a Pekín de haber reaccionado “exageradamente” a la visita de Pelosi y avisó de que su portaaviones “USS Reagan” seguirá “vigilando” los alrededores de Taiwán. Estados Unidos también anunció haber aplazado una prueba de misil intercontinental “para evitar una mayor escalada de las tensiones”, según un vocero de la Casa Blanca, John Kirby.

El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, dijo que espera que China no “busque un pretexto para aumentar sus operaciones militares agresivas”.

Las maniobras de Pekín incluyeron “disparos de misiles convencionales” hacia las aguas de las costas orientales de Taiwán, indicó Shi Yi, un portavoz de las fuerzas militares chinas.

El ministerio taiwanés de Defensa confirmó el lanzamiento de “11 misiles” balísticos de tipo Dongfeng en “las aguas del norte, sur y este de Taiwán”. Además, denunció que 22 aviones militares cruzaron la “línea media” del estrecho de Taiwán, una coordenada no oficial pero que raramente se traspasa, a medio camino entre las costas de China y las de la isla autónoma.

Japón pidió un “cese inmediato” de las maniobras chinas, tras indicar que cinco misiles cayeron presuntamente en su zona económica exclusiva (ZEE) y que cuatro de ellos pudieron haber “sobrevolado la isla de Taiwán”.

“Las acciones chinas tienen esta vez un grave impacto en la paz y la seguridad de la región”, declaró el canciller japonés, Yoshimasa Hayashi, al margen de una reunión ministerial de países del sudeste asiático en Camboya. Las maniobras militares chinas, las mayores de las últimas décadas, se prevén hasta el domingo.

Pekín defendió los ejercicios, así como otros realizados en los últimos días, como “justos y necesarios” y culpó a Estados Unidos y sus aliados de la escalada.

“En la actual polémica por la visita de Pelosi a Taiwán, Estados Unidos es el provocador y China la víctima”, declaró la portavoz del ministerio chino de Relaciones Exteriores.

Combate

Una fuente militar china dijo que los ejercicios se realizan “en preparación para un combate real”. “Si las fuerzas taiwanesas entran en contacto con el EPL (Ejército Popular de Liberación de China) y accidentalmente disparan un arma, el EPL tomará medidas severas y todas las consecuencias estarán del lado taiwanés”, agregó.

Los ejercicios buscan simular un “bloqueo” de Taiwán e incluyen “el asalto de objetivos en el mar, el ataque de objetivos en tierra y el control del espacio aéreo”, según la agencia oficial china Xinhua.

La hipótesis de una invasión de Taiwán, con 23 millones de habitantes, es poco probable. Pero, desde la elección en 2016 de la actual presidenta, Tsai Ing-wen, han aumentado las amenazas para llevarla a cabo.

Tsai, que pertenece a un partido independentista a diferencia del gobierno anterior, se niega a reconocer que la isla y la parte continental forman parte de “una misma China”. Estos últimos años, las visitas a Taipéi de responsables y legisladores extranjeros se han multiplicado, lo que ha acrecentado la indignación de Pekín.

Como respuesta, China ha buscado aislar a Taiwán a nivel diplomático e incrementado la presión militar contra la isla.

Sin embargo, analistas coincidieron que el presidente chino, Xi Jinpeng, no busca una escalada, al menos por ahora.

“Lo último que quiere Xi es que estalle una guerra accidental”, a pocos meses del XX Congreso del Partido Comunista Chino que debe otorgarle un nuevo mandato, estimó Titus Chen, profesor asociado de Ciencias Políticas en la Universidad Nacional Sun Yat-Sen de Taiwán.

Pero, para Amanda Hsiao, analista de China para el International Crisis Group, “el anuncio de los ejercicios militares chinos representa una clara escalada de la actual base de actividades militares chinas en torno a Taiwán y de la última crisis en el estrecho de Taiwán de 1995-1996”. “Actuando así, Pekín indica que rechaza cualquier soberanía” de las autoridades taiwanesas, agregó.