agustín colombo
En 2015, Argentinos debía 20 millones de dólares y no podía pagar ni la factura por la prótesis importada que le debieron poner a Ezequiel Ham, el joven fracturado por Carlos Tevez en un partido contra Boca. El club apenas superaba los siete mil socios, había descendido en 2014 y volvió a caer a la B en 2016. Todo parecía roto.
Ver las escenas y los números de aquellos meses y compararlos con los de ahora genera un contraste que a muchas personas les resultaría imposible creer. Pasó el tiempo, el club empezó a ordenarse, creció en muchos aspectos, y la mejoría queda a la vista de cualquiera. Son resultados económicos, institucionales y de infraestructura que se visibilizan por el resultado que más importa: el deportivo. El histórico triunfo ante Corinthians en el Arena de San Pablo esta semana es parte de ese presente de satisfacción, muy distinto del que vivía su gente ocho años atrás.
El gigante brasileño tiene un presupuesto de 400 millones de dólares al año, mientras que el de Argentinos es de cinco. Pero se trata de fútbol, la dinámica de lo impensado, el juego imprevisible que todavía –por suerte– se impone por sobre los millones y la inyección de capitales privados. “Es nuestra quinta Libertadores, y tenemos muy en claro que no vinimos a pasear”, le dice a PERFIL el presidente Cristian Malaspina, quien enfatiza en los cuatro pilares que llevaron al Bicho de La Paternal a este momento: “Orden económico, orden político con un trabajo en equipo, infraestructura y proyecto deportivo”.
El proyecto deportivo tiene un claro referente: Gabriel Milito, el entrenador de la Primera que también supervisa y observa todo el mapa de las divisiones inferiores, lo que alguna vez fue definido –y recurrentemente homologado– como el semillero del mundo. De donde salieron Diego Maradona, Sergio Batista, el Bichi Borghi, Fernando Redondo y Juan Pablo Sorín.
Abajo (juveniles) y arriba (la Primera), Milito impregnó una idea de juego, una identidad que encastró a la perfección con lo que representa la historia de Argentinos. “Milito puso en práctica la ejecución de un proyecto deportivo institucional. Está contento acá y por eso, cuando hubo algunos resultados adversos, el presidente públicamente lo apoyó”, explica Kevin Libsfraint, vocal y dirigente a cargo del área de Atención a socios y socias.
En ese sector medular para cualquier club, Argentinos también apuntala un crecimiento que se traduce en números concretos: su masa societaria superó las 17 mil personas, de las cuales más de 14 mil pagan todos los meses la cuota. Un ingreso permanente que permite diseñar un programa a futuro.  
Entrenador pero también pedagogo, Milito es uno de los técnicos que más tiempo lleva en el banco de un equipo de la Liga Profesional. Solo lo supera, por un mes, Diego Martínez, de Tigre, aunque este viene de la Primera Nacional. “Lo más importante es convencer al jugador. Todo es válido en el fútbol, pero lo que no se puede es confundir al futbolista. Tenemos una idea clara de lo que queremos y bajamos ese mensaje día a día”, dijo Milito en el verano. La salida de abajo, el control y buen pie en la mitad de cancha –representado en las características de Federico Redondo– son las formas que adquiere ese mensaje.
“Su línea de trabajo y su idea de juego es algo que nos representa. El hecho de promover jugadores de inferiores, formar, ir al frente en todas las canchas, es algo que nos identifica y es lo que queremos como club”, remarca Libsfraint.
Federico Tonarelli, un socio con activa participación en la vida social del club, va más allá: “El orden institucional no solo tiene que ver con la renovación a Milito y la apuesta a un proyecto deportivo a largo plazo, sino también con obras en todos los predios”. Y agrega: “Al crecimiento muy importante en la masa societaria que Argentinos necesitaba se le suma el estadio en perfectas condiciones, el predio del Bajo Flores donde el equipo entrena, concentra y tiene las mejores comodidades, el polideportivo, con un montón de disciplinas para que el socio pueda utilizar y las disfrute”. Un goce que transmite el equipo de Milito, pero que también se percibe en cada rincón de un club feliz.

Largo plazo

◆ Milito debutó en Argentinos el 15 de febrero de 2021 con una derrota 2-1 ante Central por la Copa de la Liga. Es el segundo técnico que más tiempo lleva en un club de Primera.
◆ El primero en esa lista es Diego Martínez, que arrancó en enero de 2021, cuando Tigre jugaba en la B, y lo ascendió a fin de ese año.
◆ Fernando Gago es el tercero entre los que más resisten. El entrenador de Racing debutó el 23 de octubre de 2021, también en una derrota por 2-1 contra Central.

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