Porque ganó 5 de los 6 títulos oficiales que tiene la institución, porque juega como Hincha, porque todos los veranos se lo quieren llevar a distintas partes del Mundo pero el siempre elije quedarse en “Su Casa”, porque su familia entera es fanática de Lanús. Por todo eso y mucho más, Lautaro German Acosta tuvo un merecido reconocimiento por parte del Granate y quedó inmortalizado en una estatua que vivirá por siempre en su hermoso Polideportivo.
La celebración de los 104 años del Club tuvo una emoción y un marco especial. Miles de fanáticos se acercaron al Predio de Cabrero y Guidi para festejar un año más de vida y para ser parte del descubrimiento de la estatua del jugador Oriundo de Glew.
“Tuve la oportunidad de ver el crecimiento de este club, eso me hace sentir muy orgulloso. Simplemente quiero agradecer, ser hincha de Lanús es lo más lindo del mundo”, afirmó un emocionado Acosta.
La estatua tiene un peso aproximado a los 150 kilogramos y, por su composición, no necesitará de un tratamiento anual. Cada retoque deberá realizarse cada seis o siete años.
Hinchas y socios de todas partes han contribuido para que esta escultura sea una realidad, con el aporte de llaves y diferentes materiales. Lautaro Acosta es el segundo jugador de la entidad en tener su propia efigie, después del emblemático Juan Héctor Guidi.