Por Nacho Moroni, referente de Lanús del partido Tercera Posición que conduce Graciela Camaño.
La grieta no es exclusiva de Argentina. La hemos visto recientemente en Estados Unidos en su máximo esplendor entre los “trumpistas” y “antitrumpistas”. Si buscamos un ejemplo en nuestro país, basta con recorrer el Museo de la Constitución, en la sala que se llama “La grieta”, que está construida sobre una grieta del terreno, los próceres unitarios y federales se están dando la espalda.
En esta maldita grieta hay un componente de violencia y de un enfrentamiento que impide la convivencia. Lo que cada parte cree o defiende se convierte en algo innegociable. Es un odio cruzado, ambos lados creen que el mal es el adversario y es, por ejemplo, el origen de los “haters” en las redes sociales.
Ojo, muchos políticos de las dos fuerzas políticas mas grandes del país la utilizan a su favor. Solo se atacan entre si polarizando y dejando sin lugar a los partidos más pequeños que intentan llegar al votante para contarles sus propuestas. Además, ha sido utilizada en el discurso político para justificar los males nacionales de parte de un lado y de otro.
Estámos bajo un fenómeno que lleva años creciendo en la sociedad argentina y que con la pésima situación social y económica que vive el país desde hace años sigue aumentando.
Es tiempo de arremangarse y frenar este disparate. El ciudadano no quiere mas peleas de políticos, hoy demanda soluciones concretas y permitanme decir que tienen toda la razón del mundo.
Hoy tenemos el desafío de recuperar la política como capacidad de transformación para hacer el salto al futuro.
No pierdan las esperanzas.
Nacho Moroni.