“La gente está empezando a recortar los gastos extra”, dice Buckwalter, hijo y nieto de camioneros que vive en Pensilvania. “No están comprando filet mignon”.

La última vez que cargó, Buckwalter gastó 5,79 dólares por galón (3,78 litros) de gasoil, más del doble que hace un año (N. del R.: el más alto de la historia).

Beneficios

Para mitigar un poco la situación, este es miembro de una asociación de pequeños camioneros que ofrece descuentos en combustible. Sin embargo, la dolorosa suba de precios “basta para hacer maldecir a un creyente”, dice Buckwalter, quien ha tenido que rechazar algunos viajes porque no le daban los números. También planea apretar los beneficios que ofrece a sus tres empleados, como el pícnic de verano (boreal) familiar.

“Todavía damos bonos de Navidad”, dice. “Desafortunadamente, debo recortar por donde pueda”.

El impacto también lo percibe Rutz Alliance, un taxista de Nueva York a quien diariamente le toca el bolsillo.

“Solía poner 25 dólares de nafta cada día, Ahora son más de 45”, dijo.

“Estamos tratando de vivir. No tengo opción. La inflación está en todas partes. El alquiler, la comida, todo, pero es ‘tomalo o dejalo’”, agregó.

En marzo, la Alianza de Taxistas de Nueva York calificó la disparada de precios como una “emergencia” y solicitó un descuento temporal de 75 centavos. Sin embargo, los funcionarios no han llegado a tomar acción.

Vuelos

Las aerolíneas han estado entre los sectores más directamente afectados por los picos en los precios de la energía, con el del combustible de avión escalando casi 50% desde mediados de marzo, según Argus. Un escenario así normalmente derivaría en un enorme resbalón para la industria, pues el combustible y la mano de obra son dos enormes fuente de costos.

“La regla en esta industria es que puedes atravesar por dos tercios de aumento en el precio del combustible entre 3 y 6 meses y por un aumento completo entre 6 a 12 meses”, dice Savanthi Syth, experto del sector en Raymond James. Sin embargo, las aerolíneas se están beneficiando de la “demanda reprimida” de los consumidores que desean viajar luego de permanecer más de dos años confinados por la pandemia de covid-19.

Los boletos aéreos han aumentando actualmente 38% en comparación con el año anterior, mientras ejecutivos de la industria dicen que no están teniendo mayores problemas para evitar el impacto del combustible más caro.

Para Chayzz Devyant, los precios de la nafta la dejaron sin la habitual visita de verano a Atlantic City. Solo ir y volver a la ciudad de los casinos puede costar unos 162 dólares en nafta, sin contar los gastos de alojamiento. “La culpa es de las grandes petroleras”, dice Devyant, quien espera trabajar desde casa para ahorrar dinero de combustible.

Sin embargo, expertos en viajes todavía esperan un verano movido, incluso si consumidores como Devyant recortan sus traslados.

“Vemos mensajes encontrados. Los precios del petróleo obviamente tienen un efecto”, prevé Aaron SzyF, economista de la Asociación Estadounidense de Viajes.

“Sin embargo la demanda reprimida es tan alta que se espera que hoteles, atracciones, parques nacionales y vuelos estén en capacidad máxima este verano”.

Vanguardia

Los precios más altos de la nafta han provocado mayor interés de los consumidores en vehículos eléctricos. Desde enero, las visitas a sitios web con estos automóviles han aumentado 73%, según Cox Automotive.

En todo caso, las visitas para vehículos eléctricos representan un relativamente pequeño 5,7% del total, de acuerdo con Cox.

Agencia AFP