En el país de los inventores del fútbol, Jonathan Wilson sabe de qué habla. Habitual colaborador de The Guardian, The Independent y la revista The Blizzard, ha escrito varios libros sobre fútbol (The Outsider: A History of the Goalkeeper; The Anatomy of England: A History in Ten Matches; Brian Clough: Nobody Ever Says Thank You, etc). Este último, premiado como “libro de fútbol del año” en los British Sports Book Awards, hasta distinguido en Italia con el Premio Antonio Ghirelli, al mejor libro de fútbol editado en la Península en 2013. El mismo Wilson fue elegido en 2012 como ‘mejor escritor de fútbol’ por la Football Supporters Association, la simpática entidad que agrupa y representa a los hinchas de Inglaterra y Gales, un tema que allá se toman muy en serio.
Toda esto viene a cuento, mientras acá se discute en redes sobre algunas críticas a Messi y hasta se genera otra “grieta” con el tema, de un artículo que Jonathan Wilson escribió este viernes en The Guardian, desde Doha, luego de la victoria argentina ante Países Bajos. El periodista inglés traza allí una postal de admiración a Leo, a lo que hizo y lo que simboliza, lamentando que estos a los que asiste en Qatar sean seguramente sus últimos partidos en un Mundial, y definiendo estos tiempos del 10 argentino como “un emblema de la fragilidad transitoria de la belleza humana, de la eterna marcha del tiempo”.
“Si usted tiene lágrimas, guardelas al menos hasta el martes”, señala Wilson al comienzo de su columna desde Doha, contando que “hay una conmoción casi insoportable al ver a Messi en estos días, por algo que hemos visto, discutido, que nos preocupó toda la vida, algo en lo que hemos invertido una parte irrazonable de nuestras almas, y él es el mejor que hemos visto en esto, cada juego suyo podría ser el último que lo veamos”.
“Pero Argentina ganó, y el final se ha aplazado un partido más”, desliza Wilson, casi festejando que hayamos vencido a Países Bajos, en un duelo en el que hubo que sufrir hasta los penales. Allí Leo abrió el camino con su disparo inicial, y las manos de ‘Dibu’ Martínez, otro nombre que Wilson ve de cerca en los campos ingleses, también fueron decisivas.
“Messi no se retirará en el instante en que termine su Copa del Mundo , pero esta es la etapa que más le importa”, escribió Wilson, considerando que “si gana uno o dos títulos de la Ligue Un, o gana una Champion con el Paris Saint-Germain, eso apenas se registrará en su legado, pero si agrega a su lista la Copa del Mundo, hasta la última objeción sobre él desaparecerá”.
Y es allí donde señala que “cada uno de los partidos de Messi en esta Copa del Mundo es un emblema de la fragilidad transitoria de la belleza humana, de la eterna marcha del tiempo”.
Finalmente recuerda la influencia de José Pekerman en la generación de Leo, recordando aquellas copas mundiales juveniles que empezaron justamente en Qatar en 1995, recalca la sensación de “anhelo y tensión que desvela a los argentinos, la comunión entre hinchas y jugadores”, y desliza la paradoja del destino que sería ver a Messi campeón en Qatar. “Fue en Qatar donde efectivamente comenzó esta era del fútbol argentino y el sueño, 27 años después, será en Qatar donde alcance su gloriosa apoteosis”, cierra Wilson.
HB
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