El material en video de las cámaras instaladas en el cuerpo de los policías muestra a un grupo de oficiales que detiene a Nichols y lo intenta derribar usando una pistola inmovilizadora Taser, y luego persiguiéndolo mientras escapa. En los siguientes segmentos del material que dura una hora en total, y ofrece audio solo en algunas partes, muestra a Nichols llorando por su madre y gimiendo mientras los policías lo patean repetidamente y lo golpean.
Apenas difundidas las imágenes el presidente Joe Biden se dijo “indinado y profundamente dolorido”. Biden advirtió que el video “indignará a Estados Unidos” y pidió mantener la calma “Quienes buscan justicia no deberían recurrir a la violencia ni a la destrucción”, añadió.
Memphis, al sur de Estados Unidos, se preparaba este viernes para posibles manifestaciones. En un parque de Memphis, frecuentado por Nichols se depositaron flores y velas junto a carteles que pedían b
“Cuando mi esposo y yo llegamos al hospital y vi a mi hijo, ya estaba muerto. Lo habían hecho papilla. Tenía moretones por todas partes. Su cabeza estaba hinchada como una sandía”, dijo entre lágrimas RowVaughn Wells, la madre de Nichols, en la CNN.
La jefa de policía de Memphis, Cerelyn Davis, señaló que las imágenes de la detención del joven de 29 años son “iguales o incluso peores” que las de la golpiza a Rodney King en 1991, las cuales provocaron días de disturbios en Los Ángeles que dejaron decenas de muertos.
Biden habló con Wells y con el padrastro de Nichols para expresar sus condolencias, informó la Casa Blanca. La Casa Blanca también dijo que altos funcionarios han dado instrucciones a los alcaldes de más de una docena de ciudades, entre ellas Atlanta, Chicago y Filadelfia, en caso de que necesitaran asistencia federal por las protestas.
Uno de los abogados de la familia de Nichols, Ben Crump, dio algunos detalles del video el viernes antes de su difusión. Nichols “llama a su madre tres veces. Sus últimas palabras son ‘¡Mamá! ¡Mamá! ¡Mamá!'”, dijo junto a Wells, quien bajó la cabeza emocionada.
El 7 de enero, policías de Memphis quisieron arrestar a Nichols por una infracción de tránsito. Cuando los oficiales se acercaron, “se produjo un enfrentamiento” y “el sospechoso huyó”, según la policía. Finalmente, Nichols fue atrapado y arrestado en circunstancias que las autoridades hasta ahora han evitado describir con precisión. Nichols se quejó de tener dificultades para respirar durante el arresto y fue hospitalizado. Murió tres días después.
Los cinco policías fueron despedidos, acusados de asesinato y encarcelados. Cuatro de ellos fueron posteriormente liberados bajo fianza. El director del FBI, Christopher Wray, se dijo “horrorizado” y el fiscal general estadounidense, Merrick Garland, anunció que se abrió una investigación federal. Los abogados de la familia y los padres del joven saludaron la “rapidez” de las medidas tomadas contra los policías.
El reverendo Al Sharpton, un afroestadounidense famoso en la lucha de los derechos civiles en Estados Unidos, dijo que habló con la familia de Nichols y prevé viajar a Memphis en los próximos días. “El hecho de que estos oficiales (de policía) sean negros hace que esto sea aún más impactante para nosotros”, afirmó en un comunicado.