Entre las disposiciones que se adoptarán sobresalen “la revocación de la residencia y la ciudadanía” en Israel, el retiro de los beneficios de la seguridad social y el “traslado a territorio de la Autoridad Palestina” de los familiares de extremistas que respalden ese proceder. También, “el despido inmediato de los trabajadores que hayan apoyado el terrorismo, sin necesidad de audiencia” judicial.
Esas iniciativas deben pasar un primer filtro en el Consejo de Ministros y ya son criticadas local e internacionalmente por dirigirse a personas que no están personalmente involucradas en delitos, sino que simplemente son familiares de quienes sí los perpetran.
En tanto, el Gabinete de Seguridad del Estado hebreo propuso el sábado a la noche facilitar la portación de armas por parte de civiles. “Cuando los civiles llevan armas, pueden defenderse”, declaró a la prensa el ministro israelí de Seguridad Nacional, el ultraderechista Itamar Ben Gvir.
Preparativos
Efectivos israelíes cerraron herméticamente las distintas entradas del domicilio del atacante del sábado en Neve Yaakov, mientras que sus habitantes eran obligados a abandonarlo. La destrucción del inmueble era inminente.
La demolición de viviendas de familiares de palestinos que mataron a israelíes es habitual en Israel, cuyas autoridades la defienden por sus supuestos efectos disuasivos, aunque sus detractores la consideran un castigo colectivo ilegal y, además, inefectivo.
El jefe del departamento legal de la oenegé israelí HaMoked, Dani Shenhar, dijo que la demolición anunciada de esa casa muestra “la voluntad de venganza” del Gobierno “contra los familiares”. Es una medida tomada “sin ningún respeto por el Estado de derecho”, añadió.
Jayri Alkam, de 21 años, mató el viernes a siete personas frente a una sinagoga en Jerusalén oriental antes de ser abatido tras una corta persecución policial. “Nuestra respuesta será vigorosa, rápida y precisa”, aseguró de inmediato Netanyahu.
El sábado, otro joven palestino, de solo 13 años, hirió de bala a un hombre de 47 y su hijo, de 23, antes de ser “herido y neutralizado” en un barrio fuera de la muralla que delimita la Ciudad Vieja de esa ciudad, informó la policía.
Ninguna organización reivindicó la autoría de estos dos ataques.
Ayer a la mañana, agentes de seguridad israelíes mataron a un palestino cerca de un asentamiento judío en Cisjordania, informó el ministerio de Salud palestino. Según el ejército israelí, el hombre iba “armado”.
Funerales
Tres de las víctimas del tiroteo del viernes fueron enterradas la noche del sábado. Se trató de Asher Natan, un adolescente de 14 años, y de Eli y Natalie Mizrahi, una pareja que intentó socorrer a las primeras víctimas del atentado.
Esta espiral de violencia se inició el jueves con una incursión israelí en el enclave palestino ocupado de Cisjordania, en la cual murieron nueve palestinos, entre ellos una mujer de 61 años.
Asimismo, una casa y un vehículo palestinos fueron incendiados en el pueblo de Turmus Ayya, en Cisjordania, un ataque atribuido por los habitantes a colonos israelíes, pero que no fue confirmado por las fuerzas armadas israelíes.
La Autoridad Palestina, que gobierna en Cisjordania, consideró que Israel es “plenamente responsable de la peligrosa escalada”.