El devastador temblor de magnitud 7,8 se sintió también en Chipre, Líbano e incluso en la lejana Groenlandia. De hecho, tal como afirmó el ingeniero geofísico turco, Ovgun Ahmet Ercan, al medio turco Hurriyet, el terremoto que sacudió este lunes a la región fronteriza entre Turquía y Siria tuvo la potencia de 130 bombas atómicas.

Consecuencias del sismo

El balance conjunto de muertos tras el terremoto que azotó Turquía y Siria este lunes ascendió a más de 2.600 fallecidos. Al menos 1.651 personas murieron en Turquía en el sismo, según el ministro turco de Salud, Fahrettin Koca. En cuanto a Siria, al menos 1.000 personas murieron de acuerdo a cifras comunicadas por el ministerio de Salud sirio.

El terremoto derribó bloques de apartamentos enteros en ciudades turcas y sumaba más devastación a los millones de sirios desplazados por años de guerra. El segundo sismo fue lo suficientemente grande como para derribar más edificios y, al igual que el primero, se sintió en toda la región, poniendo en peligro a los trabajadores de rescate que luchaban por sacar a las víctimas de entre los escombros.

Se trata ya del mayor número de víctimas mortales de un terremoto en Turquía desde 1999, cuando un temblor de magnitud similar devastó la densamente poblada región oriental del mar de Mármara, cerca de Estambul, causando más de 17.000 muertos.

El presidente turco lo calificó de desastre histórico y afirmó que las autoridades están haciendo todo lo que pueden. “Todo el mundo se está esforzando al máximo, aunque la estación invernal, el frío y el hecho de que el terremoto se haya producido durante la noche dificultan las cosas”, sostuvo