India llevó a cabo una serie de “ataques de precisión” contra campamentos terroristas en la región de Cachemira administrada por Pakistán, días después de haber responsabilizado a Islamabad por un atentado mortal ocurrido en el lado indio de esta disputada zona. Las autoridades pakistaníes informaron que los ataques dejaron al menos tres muertos.

Las Fuerzas Armadas de la India confirmaron que la operación, denominada “Operación Sindoor”, tuvo como objetivo nueve emplazamientos en Jammu y Cachemira bajo control paquistaní. Según el comunicado oficial, los blancos eran infraestructuras utilizadas para planificar y dirigir ataques terroristas contra territorio indio.

“Hace poco, las Fuerzas Armadas de la India lanzaron la ‘OPERACIÓN SINDOOR’, atacando infraestructuras terroristas en Pakistán y en la región de Jammu y Cachemira ocupada por Pakistán, desde donde se han planeado y dirigido ataques terroristas contra la India”, señalaron las autoridades militares en un comunicado.

Además, expresaron que el ataque fue “concentrado, mesurado y sin escaladas”, al tiempo que agregaron: “India ha demostrado una considerable moderación en la selección de objetivos y el método de ejecución”.

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La publicación fue difundida junto a la etiqueta #PahalgamTerrorAttack, en alusión al ataque insurgente ocurrido el mes pasado que dejó un saldo de 26 muertos. El hecho reavivó las tensiones en la región y generó una oleada de reacciones tanto en India como en Pakistán.

En respuesta al atentado, Pakistán activó sus sistemas de defensa aérea y restringió el acceso de aeronaves indias a su espacio aéreo, como medida preventiva ante una posible escalada militar. Las autoridades del país vecino buscan blindar su territorio frente a eventuales incursiones.

Mientras tanto, el Ministerio del Interior indio instruyó a los gobiernos regionales a realizar este miércoles simulacros de emergencia para la población civil, con el fin de evaluar el nivel de preparación ante un posible conflicto. Según el Times of India, los ejercicios buscan comprobar el funcionamiento de sirenas antiaéreas, los protocolos de evacuación y el estado de las infraestructuras críticas. La medida se suma al simulacro llevado a cabo el domingo en Firozpur, una ciudad del estado de Punyab cercana a la frontera, donde se ensayó un corte total de energía como parte del protocolo defensivo.

El brutal ataque que dejó 26 muertos en Cachemira

En medio del apacible paisaje montañoso de Pahalgam, Cachemira, se produjo un ataque armado que dejó 26 turistas muertos y decenas de heridos. La tragedia generó conmoción nacional e internacional, marcando un punto de quiebre en una región que, hasta ahora, parecía haber recuperado su calma.

Al menos cuatro hombres armados abrieron fuego a corta distancia contra grupos de visitantes en el prado de Baisaran, a pocos kilómetros de la ciudad. Según altos oficiales de la policía, los atacantes fueron identificados como milicianos. “Este ataque es mucho más grande que cualquier cosa que hayamos visto dirigida a civiles en los últimos años”, expresó Omar Abdullah, el principal funcionario electo de la región, a través de redes sociales.

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El ataque dejó un saldo de 26 muertos.

El ataque dejó un saldo de 26 muertos.

Foto: EFE

La policía calificó el hecho como un “ataque terrorista” y las autoridades informaron que la mayoría de las víctimas eran ciudadanos indios. Dos de ellas fallecieron mientras eran trasladadas para recibir atención médica. El ministro del Interior, Amit Shah, declaró: “Tomaremos medidas severas con las más duras consecuencias contra los perpetradores”.

Pese a las tensiones históricas, Cachemira había logrado mantener un flujo constante de visitantes en los últimos años. La región, famosa por sus paisajes del Himalaya y sus casas flotantes, era presentada por Nueva Delhi como un ejemplo de normalidad recuperada. Pero este atentado pone en duda esa imagen. “El gobierno de Modi debería asumir la responsabilidad en lugar de hacer afirmaciones vacías sobre la situación siendo normal”, declaró el líder opositor Rahul Gandhi.

Desde 1989, grupos insurgentes luchan contra el control indio en Cachemira, una zona disputada entre India y Pakistán. Mientras Nueva Delhi señala a Islamabad como responsable de fomentar el terrorismo, muchos habitantes de la región ven la lucha armada como un camino hacia la libertad.

Aunque los ataques a turistas eran inusuales, esta masacre reaviva el recuerdo de uno de los atentados más cruentos, ocurrido en marzo del 2000, cuando 35 civiles fueron asesinados durante la visita del entonces presidente Bill Clinton.