El Puente Alsina, una estructura icónica que se alza sobre el Riachuelo, representa mucho más que una simple vía de comunicación: es parte esencial del ADN urbano que conecta a Lanús con la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Su historia está marcada por hitos arquitectónicos, transformaciones sociales y un profundo simbolismo cultural que lo convierten en un verdadero emblema del sur del conurbano bonaerense.
A mediados del siglo XIX, cuando la zona aún conservaba su carácter semi-rural, el crecimiento poblacional y económico hizo evidente la necesidad de un cruce más eficiente. Las balsas y transbordadores de la época eran soluciones precarias que no respondían al impulso de progreso que empezaba a manifestarse en ambos márgenes del Riachuelo. Fue entonces cuando vecinos y autoridades impulsaron la construcción de un puente, conscientes de que la infraestructura es la base del desarrollo territorial. Así, en 1859, se concretó el primer cruce: una modesta pero significativa estructura de madera bautizada como Puente Alsina, que marcó el inicio de una nueva etapa en la conectividad y el comercio entre Lanús y la Capital.
Décadas más tarde, ante el crecimiento del tránsito, se dio paso a una nueva obra: el actual puente metálico, inaugurado en 1938, que aún hoy sigue en pie. Esta imponente estructura de acero, con arcos robustos y un diseño moderno para su época, no solo mejoró la circulación, sino que redefinió el paisaje urbano y se convirtió en un ícono arquitectónico del conurbano sur. Su funcionalidad y estética —con detalles como faroles y barandas ornamentadas— siguen siendo valoradas por vecinos y visitantes, que lo transitan a diario o lo contemplan como parte del patrimonio visual e histórico del distrito.
El Puente Alsina ha sido testigo de los vaivenes del país y de la vida cotidiana de miles de personas. En tiempos de inundaciones, fue refugio; en tiempos de protestas, punto de encuentro; en momentos de celebración, marco de festejos. Su valor simbólico trasciende lo estructural: es un puente que une no solo territorios, sino historias compartidas, memorias colectivas y una identidad común.
El impacto socioeconómico que generó a lo largo de los años es incuestionable. Permitió que el desarrollo comercial e industrial de Lanús tuviera un canal directo hacia los mercados porteños y viceversa, favoreciendo el crecimiento sostenido de ambos márgenes del Riachuelo. Hoy, ese dinamismo continúa con nuevas obras, mejoras estructurales y una mirada más integral sobre la movilidad urbana, que contempla tanto a automovilistas como a peatones y ciclistas. En ese sentido, la actual gestión municipal, encabezada por el intendente Julián Álvarez, viene llevando adelante tareas de mantenimiento, refuerzo estructural e iluminación con el objetivo de preservar este patrimonio emblemático y asegurar su funcionalidad para los miles de vecinos que lo transitan a diario.
Lejos de perder vigencia, el puente sigue vigente. Su presencia cotidiana en la vida de miles de personas lo posiciona como una pieza vital en la infraestructura vial del sur del conurbano, a la vez que continúa siendo inspiración para artistas, escritores, músicos y cineastas que encuentran en su silueta un poderoso símbolo de pertenencia. Incluso forman parte de su legado las leyendas populares que circulan en la zona, relatos transmitidos de generación en generación que enriquecen su mística.
Hoy, las políticas de conservación patrimonial vuelven a poner el foco en esta estructura clave. Iniciativas orientadas a revalorizar su historia, como recorridos guiados, proyectos educativos y actividades culturales, se suman a un clima de recuperación que se vive en distintas áreas del municipio. Esta visión integral, que articula la infraestructura, la memoria y la cultura, muestra cómo una ciudad puede avanzar cuidando sus raíces y ofreciendo nuevas oportunidades para su comunidad.
El Puente Alsina no es solo una obra de ingeniería. Es testigo y protagonista del desarrollo de Lanús. Su permanencia firme, su utilidad diaria y su peso simbólico son reflejo de una ciudad que, sin hacer ruido, avanza. Un Lanús que reconoce sus hitos históricos y los proyecta al futuro con una gestión que entiende que el verdadero progreso se construye sobre cimientos sólidos: identidad, conectividad y compromiso con el patrimonio común.