Francisco Carlos Baran, comerciante de 47 años, murió tras descompensarse en medio de una discusión en la zona céntrica de Lanús. Era dueño de una óptica ubicada en avenida 9 de Julio al 1200, dentro de la Galería Central, donde trabajó durante años. Según contaron allegados, era insulino dependiente y dejó tres hijos. En su círculo más cercano lo describían como un hombre comprometido con su trabajo y con la comunidad, rasgos que sus compañeros recuerdan con tristeza.

El drama se inició cuando Baran se negó a que un cuidacoches, que frecuenta la zona donde tenía el comercio, le lavara el vehículo. Como muestra el video, en medio de la discusión, el hombre —conocido como “Cachito”— le arrojó un vaso en la cara. En medio de la discusión, Baran se descompensó, perdió la estabilidad y cayó al piso, ante la mirada de vecinos que se habían acercado alertados por la discusión. Luego de unos segundos en los que intentó reponerse, Francisco cayó desplomado sobre la calle y un comerciante de la zona comenzó a practicarle RCP durante 40 minutos mientras esperaban la ambulancia.

El traslado se hizo hacia el Hospital Vecinal de Lanús, donde los médicos confirmaron su muerte. La escena dejó en shock a colegas, clientes y vecinos, que se acercaron para acompañar a la familia. La noticia corrió rápido por el centro comercial y muchos bajaron las persianas en señal de respeto. El pasillo de la galería, habitualmente ruidoso, quedó en silencio.

Un conflicto que terminó en tragedia

Daniel Brianthe, amigo y comerciante contó que ya había denunciado al cuidacoches por amenazas y describió un clima de tensión previa en la zona. “Pasa por la galería gritando, amenazando”, afirmó, y agregó: “Si te tiene que romper la vidriera, te la rompe”, en referencia a la modalidad con la que el hombre se presentaba ante los locales. Según su relato, varios comerciantes se sentían expuestos a situaciones de hostigamiento cuando se negaban a “colaborar”.

Brianthe sostuvo que el agresor a veces portaba “cuchillos, palos o botellas” y que hacía la vida imposible a quienes no aceptaban sus pedidos de dinero. Su testimonio buscó dar contexto a un problema que, aseguró, se volvió cotidiano en los alrededores. También relató que el día del hecho todo ocurrió muy rápido: una discusión, el golpe del vaso y la caída de Baran. La cadena de acontecimientos culminó con el esfuerzo desesperado de reanimarlo en el piso de la galería.

La madre de Francisco habló con la voz quebrada y resumió el impacto íntimo de la pérdida. “Mi vida, mis ojos, mi luz, era todo”, dijo, todavía sin poder creer lo ocurrido. Contó que su hijo había luchado por sostener su negocio y que ese mismo día pensaba asistir a una fiesta familiar. “Terminé en el hospital con mi hijo muerto”, relató, en un testimonio que conmovió a quienes la acompañaban. Su dolor puso palabras al vacío que dejó la muerte del comerciante.

Baran no se limitó a su trabajo en la óptica. Además de atender su local, fundó la Agrupación de Protección al Diabético en Argentina (Aprodiab), con la que buscó acompañar a otras personas que atravesaban el mismo diagnóstico. Amigos recordaron que nunca le faltó voluntad para orientar a quien lo necesitara, ya fuera con un consejo médico o con un contacto útil.