Estas arman forman parte de un nuevo componente más amplio de la asistencia militar estadounidense a Ucrania, por valor total de 700 millones de dólares.

Con esa decisión, el presidente Joe Biden modificó lo que había dicho el lunes. “No vamos a enviar a Ucrania sistemas de cohetes que puedan llegar a Rusia”, dijo ese día a los periodistas. Sin embargo, la situación adversa para Urania en el frente oriental, que amenaza con una pronta caída de la totalidad de esa región en manos rusas, y la presión de su homólogo Volodímir Zelenski lo llevaron a cambiar de postura.

“No estamos alentando ni permitiendo que Ucrania ataque mas allá de sus fronteras”, precisó el líder demócrata. “No queremos prolongar la guerra solo para infligir dolor a Rusia”, añadió.

Kiev pide más

Zelenski presiona ahora por recibir misiles capaces de alcanzar objetivos a 300 kilómetros. “Los pedidos de armas extranjeras de Kiev son provocaciones que apuntan a involucrar a Occidente en el conflicto”, advirtió el canciller ruso, Serguéi Lavrov. En tanto, el número dos de este, Serguéi Riabkov advirtió que “cualquier entrega de armas que continúe o que aumente, refuerza el riesgo” de derrame del conflicto.

El funcionario agregó que “es evidente que Estados Unidos, al frente de un grupo de países, se dedica deliberadamente a armar al régimen ucraniano. Calificamos esos planes como muy negativos”.

Explicación

La Casa Blanca justificó su giro en el hecho de que Ucrania “dio garantías” de que solo usará el nuevo armamento para atacar blancos rusos dentro de su territorio, detrás de la línea del frente, dijo el secretario de Estado, Antony Blinken.

“Es Rusia la que ataca a Ucrania, no al revés. Para ser claros, la mejor manera de evitar la escalada es que Rusia detenga la agresión y la guerra que ha lanzado”, declaró.

Junto a él estaba el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, quien señaló que “en cuanto a los sistemas de armas que estamos proporcionando, los ucranianos nos han dado garantías de que no los utilizarán contra objetivos en territorio ruso”.

Sin embargo, el Gobierno de Putin no cree en esas promesas. “No”, dijo el vocero del Kremlin, Dmitri Peskov, al ser consultado sobre si le creía a Zelenski. “Para poder creerle, debería haber una experiencia previa en la que sus promesas hayan sido mantenidas. Pero esa experiencia no existe”, detalló.

Escalada

Tanto Ucrania como Rusia ya operan sistemas de lanzamiento múltiple (MLRS), pero los Himars poseen un rango de alcance y de precisión muy superior. Se trata de una versión modernizada del sistema M142 Himars, montado en un ágil sistema sobre ruedas y más livianos que la versión sobre orugas del M270 MLRS desarrollado en los años 1970.

El sistema Himars tendrá un alcance promedio de 80 kilómetros con una batería precargada de seis misiles guiados de 227 mm (los M270 tienen dos), o bien una carga de misiles tácticos ATACMS.

Sin embargo, Estados Unidos no suministrará el ATACMS, que tiene un alcance de 300 kilómetros, tal como reclama Zelenski.

El sistema entregado podría permitir al Ejército ucraniano atacar objetivos rusos detrás de las líneas enemigas y desde posiciones más lejanas y mejor protegidas de las propias armas de largo alcance rusas.

Otra de sus características es que puede ser operado por un pequeño grupo y el montaje de una nueva carga de misiles se realiza en minutos, sin ayuda de otros vehículos.

Los misiles guiados por GPS que dispara el Himars, por otra parte, tienen un alcance que casi duplica el de los obuses M777, recientemente entregados a Ucrania.