Moscú – Rusia afirmó ayer que retiró los cargos contra el grupo paramilitar Wagner, que protagonizó una rebelión contra las autoridades rusas el último fin de semana, y aseguró que prepara la transferencia de sus armas “pesadas” al Ejército regular.

El Grupo Wagner, cuyo jefe, Yevgueni Prigozhin, fue calificado de “traidor” por el presidente Vladímir Putin, no había confirmado que fuera a entregar sus armas a las autoridades.

El mandatario dio las gracias ayer a los militares que, según él, impidieron una “guerra civil”.

“Ustedes se opusieron a estos disturbios, cuyo resultado habría sido inevitablemente el caos”, destacó durante una ceremonia ante militares en Moscú.

Con aspecto grave, el presidente ruso guardó un minuto de silencio en homenaje a los pilotos del Ejército muertos a manos los amotinados mientras “cumplían con honor su deber”.

Pese a haber denunciado una “traición”, Putin sostuvo el lunes que los combatientes de Wagner podían regresar desarmados a sus casas, incorporarse al Ejército o instalarse en Bielorrusia, cuyo dictador, Alexander Lukashenko, ejerció como mediador en la crisis.

Enfoques

Algunos analistas vieron en este inusual gesto de clemencia una muestra de debilidad del presidente ruso, análisis que el Kremlin rechazó tajantemente.

“No estamos de acuerdo”, señaló el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, quien apuntó contra las “discusiones vacías” que “no tienen nada que ver con la realidad”.

“Estos acontecimientos han demostrado hasta dónde la sociedad se consolida alrededor del presidente”, abundó.

En cambio, Lukashenko, aliado cercano de Putin, consideró que la rebelión fue el resultado de una mala gestión de las rivalidades entre Wagner y el Ejército ruso, que no dejaron de aumentar en los últimos meses.

“La situación se nos fue de las manos, luego pensamos que se resolvería, pero no se resolvió”, declaró Lukashenko a la prensa. “No hay héroes en esta historia”, agregó.

En un aparente intento de dar vuelta la página, el Ministerio ruso de Defensa afirmó ayer que “están en curso preparativos para transferir los equipamientos militares pesados de Wagner a las unidades activas de las Fuerzas Armadas” (ver nota aparte).

Con una medida así, se neutralizaría, en la práctica, al Grupo Wanger, cuyo jefe afirma, sin embargo, haber iniciado su revuelta para “salvar” a esa organización, en riesgo de ser absorbida por el Ejército.

El multimillonario Prigozhin no ha vuelto a aparecer en público desde que terminó el motín fallido, pero Bielorrusia anunció ayer su llegada al país.

“Veo que Prigozhin ya está viajando en avión. Sí, efectivamente, está en Bielorrusia”, dijo en una declaración ambivalente a la agencia oficial de noticias Belta.

Los medios bielorrusos informaron que un avión privado perteneciente a Prigozhin había aterrizado en Minsk ayer a la mañana.

Analistas, en tanto, cree que la vida del líder mercenario podría estar amenazada.

Gesto

En una muestra de que Prigozhin y el Kremlin llegaron a un acuerdo, los servicios de seguridad rusos (FSB) anunciaron ayer que retiraban los cargos contra Wagner por “alzamiento armado”.

Según el FSB, quedó comprobado que los participantes en la rebelión “pusieron fin a sus acciones para cometer un crimen”. A causa de ello y de “otras circunstancias” no precisadas, “se decidió dejar caer los cargos”, explicó la fuente.

Un actitud indulgente que contrasta con la implacable represión contra cualquier opositor o persona anónima que denuncie la ofensiva militar en Ucrania, y más teniendo en cuenta que el propio Putin reconoció el lunes por la noche que en la rebelión murieron pilotos del Ejército regular.

En un solo día, los combatientes de Wagner, fuertemente armados, tomaron el control de sitios militares y recorrieron cientos de kilómetros en dirección a Moscú.

Una situación que llevó a Lukashenko a ordenar a su Ejército que se mantuviera “preparado para el combate” cuando estalló la rebelión, según reveló ayer el propio mandatario bielorruso.

Algunos analistas también estiman que la sublevación podría debilitar a las fuerzas rusas en Ucrania y que podría beneficiar al ejército de Kiev en su contraofensiva.

Pese a la conmoción, las autoridades rusas intentaron el lunes dar una imagen de normalidad en el país, suspendiendo las medidas de seguridad reforzada que habían decretado en Moscú y en varias regiones.