Moscú – Rusia confirmó ayer formalmente la muerte de Yevgueni Prigozhin, el líder del grupo paramilitar Wagner, cuyo avión se estrelló el miércoles, en medio de crecientes interrogantes sobre la causa del accidente y amenazas de venganza de sus partidarios.
El avión privado que transportaba Prigozhin y sus colaboradores cercanos se estrelló en la región del Tver, ubicada al noroeste de Moscú.
Tras llevarse a cabo un “análisis genético molecular”, se ha establecido que las identidades de las diez víctimas cuyos cuerpos fueron encontrados “corresponden a la lista” de pasajeros y tripulantes del avión, informó el Comité de Investigación ruso en un comunicado.
Además de Prigozhin, en la lista figuraba su brazo derecho, Dmitri Utkin, jefe de operaciones del grupo mercenario, cuya existencia recién fue reconocida por el Kremlin a fines de 2022.
El accidente se produjo exactamente dos meses después de que Wagner protagonizara un motín contra la cúpula militar de Moscú, lo que desató una ola de especulaciones sobre el origen del siniestro.
Gobiernos occidentales y opositores al presidente ruso, Vladímir Putin, insinuaron que el Kremlin podía estar detrás del suceso. El Kremlin, sin embargo, negó tajantemente esas acusaciones y el presidente ruso prometió una investigación “a fondo” sobre el caso. Por el momento, los investigadores rusos no han mencionado ninguna hipótesis sobre las causas del accidente.
El presidente de Bielorrusia, país aliado de Moscú, Alexander Lukashenko, dio su apoyo al Kremlin y afirmó que no “podía imaginar” al presidente ruso dando la orden de asesinar al líder de Wagner.
Reacciones
Desde el accidente aéreo, se alzaron altares improvisados en homenaje a Prigozhin en varios ciudades del país, desde Novosibirsk (Siberia occidental) hasta San Petersburgo (noroeste).
Los pequeños memoriales ilustran la popularidad de Prigozhin en esas zonas, donde el grupo Wagner disponía de centros de entrenamiento.
“Lo mataron sus enemigos, pero esperamos que haya una venganza contra los que cometieron este crimen”, declaró ayer a la prensa un partidario de Prigozhin, frente a un memorial lleno de flores en Moscú. Prigozhin y Utkin “permanecerán en nuestra historia como verdaderos héroes, como un ejemplo del tipo de personas que hay que ser”, añadió este hombre vestido con una camiseta que llevaba la letra “Z” en mayúscula, símbolo de la ofensiva rusa en Ucrania, que empezó en febrero de 2022.
Putin acusó a Prigozhin, que conocía desde los años 1990, de “traidor” después de que protagonizara un motín armado los días 23 y 24 de junio contra la cúpula militar rusa.
La rebelión abortada de Wagner sacudió al Gobierno ruso en medio del conflicto con Ucrania.
Tras un largo silencio, el dirigente ruso destacó el jueves la “contribución” de Prigozhin en la ofensiva en Ucrania, a pesar de sus “errores”.
Prigozhin dio marcha atrás en junio después de que se sellara un acuerdo para que pudiera exiliarse con sus hombres en Bielorrusia y se retiraran los cargos en su contra. Sin embargo, siguió viajando a Rusia y en junio acudió al menos una vez al Kremlin.
Wagner, que salió de Ucrania tras el motín, sigue presente en África, aunque su futuro está ahora en cuestión. El grupo ha sido acusado de abusos, ejecuciones extrajudiciales y torturas.
La confirmación de la muerte de Prigozhin coincide con un recrudecimiento de los ataques entre Rusia y Ucrania.