Que Boca haya vuelto a la Bombonera es casi como cuando uno vuelve a la casa de su infancia, o a la casa de sus padres que en algún momento de su vida habitó. Hay algo mágico, un sentimiento lindo que es difícil de explicar, pero también la sensación de que a veces, la felicidad está en otro lado.

No porque la Bombonera no genere felicidad, sino porque el equipo de Diego Martínez, en la Bombonera, a veces no puede darle la satisfacción que la hinchada va a buscar. Estuvo cerca, porque sobre todo en el segundo tiempo, Boca acorraló a Defensa y Justicia. Tuvo situaciones claras, como una volea de Blondel que pegó en el travesaño tras una salida fallida del arquero Fiermarin; o, ya en los minutos finales, un centro que le quedó a Figal y el defensor no pudo conectar. Pero lo que primó fue la frustración bostera: no había manera de hacer el gol, por más que lo intentó de varias maneras.

Evidentemente no es un problema solo de Cavani, que anoche no jugó por su lesión muscular, sino del equipo: no encuentra el canal del gol. El jugador que asegure ese grito. El uruguayo siempre está a unos centímetros. Benedetto, que anoche fue titular, está lejos de su mejor versión. Y Merentiel es empuje, sacrificio y desbordes, pero no siempre queda cerca del arco.

Defensa, como sucede desde que ascendió a Primera hace una década, nunca se achica. Juegue contra Boca en la Bombonera, contra River en el Monumental o contra cualquiera, impone su juego, sus condiciones y propone partidos en que la historia o la popularidad de los clubes se reduce a eso: un dato que no tiene asidero en el juego ni en la manera de plantarse.

Pudo ganarlo también con un tiro de Togni a metros del arco que chocó con las piernas de dos defensores xeneizes, con alguna situación protagonizada por Uvita Fernández y a los 45 minutos del segundo tiempo, cuando Zenón cruzó y evitó el gol visitante. Zenón, ahora que lo nombramos, es un refuerzo –como también Lema– que la Bombonera ya aceptó y abrazó. A falta de goles, al menos es bueno saber que los nuevos jugadores no están fallando.