Francisco, sentado en el jeep abierto blanco con patente de la Ciudad del Vaticano, recorrió saludando a los numerosos jóvenes presentes a lo largo de varios kilómetros de camino que conduce al gran parque y en el mismo jardín donde acudieron cientos de miles de jóvenes peregrinos cantando entre las varias entonaciones la canción que más gusta a los chicos: “esta es…la juventud del Papa” y al mismo tiempo ondeando sus banderas nacionales con las que dieron color al predio.
Este encuentro representó el primer abrazo colectivo de los jóvenes con el Papa, que llegaron a Portugal de todo el mundo.
En la iglesia hay lugar para todos
“La Iglesia debe abrir las puertas a todos. Amigos, quisiera ser claro con ustedes, que son alérgicos a las falsedades y a las palabras sin sentido y vacías de contenido: en la Iglesia hay lugar para todos y tal cual somos” fueron las palabras sinceras que expresó Francisco sentado delante del inmenso escenario azul que se había montado en la cumbre del amplio espacio verde.
“Todos, todos, todos”, repitió el Papa para que los jóvenes sientan la inclusión y pidiéndoles que repitieran también la frase: “todos, todos, todos”. “Jesús -subrayó Francisco de nuevo- no cierra la puerta, sino que las abre y nos invita a entrar; no mira las distancias, sino que acoge”, dejando en claro que ellos son el presente y el futuro del modelo de Iglesia que conduce.
“Gracias por todo el ruido. Estás aquí porque Dios te llamó por tu nombre”
“Bienvenidos y gracias por estar aquí, ¡me alegro de verlos! Y también de escuchar el ruido tan bonito que hacen y dejar que me contagie con esta alegría que generan. Es bueno estar juntos en Lisboa”, fueron las palabras con las que el Papa inició su discurso.
“Amigos, no están aquí por casualidad, sino porque el Señor los ha llamado, no sólo en estos días, sino desde el principio de sus días. Sí, los ha llamado por su nombre, intenten imaginar estas palabras escritas en letras grandes”, les dijo Francisco y mientras les hablaba personalizando el mensaje no volaba una mosca en el multitudinario encuentro multicultural de jóvenes peregrinos que Francisco logró reunir esta tarde en la capital de Portugal.
La JMJ “más verde” de la historia
Los 500 mil jóvenes y cientos de banderas que recibieron al Papa en el Parque del evento trataron de respetar el espacio verde que se puso a disposición para el encuentro.
Llamó la atención que en todos los árboles había un cartel con la frase, en portugués e inglés “proteger los árboles de Lisboa”.
Se vieron muy pocas botellas de plástico, sustituidas por cantimploras recargables de agua, uno de los objetos que se regaló a todos los jóvenes peregrinos que llegaron a Portugal para participar de la JMJ, el encuentro más grande e importante que realiza la iglesia católica.