“Para nuestro asombro, podemos ver que, en el breve espacio transcurrido desde entonces, se produjo ‘un arreglo’, cuyo resultado es lo que se ofrece en esta imagen. Desconocemos las circunstancias en las que se produjo el arreglo”, describía una publicación vinculada a la obra.

En ese marco, una feligresa del santuario de Borja de nombre Cecilia Giménez, entonces de 81 años, fue identificada como la autora de la torpe restauración. Armada de “buena fe”, trató de resolver los problemas de conservación de la pintura aún sin dominar las técnicas necesarias, detalla La Nación con información de BBC News Mundo.

Lo que pasó después, claramente, es conocido por todos: una catarata de burlas barrió las redes sociales, alimentó los noticieros, los programas de humor y los círculos de conversación de todo el mundo en las siguientes semanas y reverberó con tal fuerza que transformaría la obra de doña Cecilia en uno de los memes más grandes de la historia en internet.

Ante el repentino interés de un nuevo público por el arte sacro local, el párroco del santuario pidió incluso al alcalde que tapara el cuadro y así evitar bromas. La solicitud fue denegada. La anciana, bajo amenaza de acciones legales por lo que fue catalogado como un “acto de vandalismo”, cayó en depresión. Lloró durante varios días.

Pronto, sin embargo, recuperó el ánimo. Se dio cuenta de que la situación estaba dando la vuelta: poco a poco, el ridículo dio paso al aprecio, a menudo irónico, en un fenómeno típico de la cultura web.

En poco tiempo, la imagen se convirtió en una serie de productos de mercadería, como llaveros, camisetas e imanes de nevera, e incluso en una ópera compuesta por el estadounidense Andrew Flack en 2015.

Diez años después, Borja celebra sin vergüenza el Ecce Homo transformado por las manos de la española, que ahora vive en una residencia de ancianos, con mala salud a los 91 años.